Perder y reinventar apuestas,
echar mano a las pirulas
o jugar a ser detectives.
Nada tiene pinta de ser
medianamente peligroso
ni perjudicial.
Además, otra primavera más
corre sin control por las venas.
Y encima hemos encontrado
cura para la nostalgia.
Bendita inocencia.
jueves, 8 de abril de 2010
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