sábado, 21 de noviembre de 2009

Veinte de noviembre

[VI]

Los poetas, las pelis sin censura,
las hoces, los martillos y las rosas,
los besos en los parques, la cultura,
la inquietud de las faldas más morbosas,

las elecciones aconfesionales,
la República rebajada con rey,
los sindicatos más que verticales,
e incluso los matrimonios de los gays,

el color que la represión encierra,
el Carillo, el González, el Guerra,
el ansiado final del tiro al blanco.

Los vascos, catalanes y españoles
se lo agradecemos, con dos bemoles:
gracias por morirse, Francisco Franco.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Quinto.

[V]

[Si el frío diciembre
no fuera lo que es.]

Madonna sin pantalón de pitillo
con falda y a loco acompañada,
no puedes permitir que en la Bajada
no haya más virgen que la del Castillo.

Mueran los capitanos generales,
acabe el pasodoble de bandera,
que el bastón solo sea una quimera
y la alborada alba de carnavales.

Si al pasar revista, los arcabuces
no son sostenidos por mujeres
harán huelga las olas del Danubio,

caerán de bruces todas las cruces,
pagarán los puros a los croupieres
con manolas floreros de connubio.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Vinagre y rosas

Vinagre.
O rosas.
Poco más.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Aviso al lector.

Cuando ciento empiezan a volar de catorce...

jueves, 12 de noviembre de 2009

Animal o asfalto a media luz.

El mundo de los sueños
ha llegado a ser clavel y llanto
en el tedioso noviembre.

Illici o los caballos del vino
son un marcapáginas
del itinerario sombrío
al borde de la madrugada
más extraña del siglo.

Y el lobo aúlla al viento impersonal.

Las alianzas son fuertes,
tienen rasgos orientales,
oxígeno solo fue un comienzo.

Abstracto.
Abstención del norte
en este invernal sur.

Seis de la tarde,
no sé cuantos de fiebre
en las caricias que nunca
le diste al barman incorregible.

Y el lobo cae herido por vocación.

Paulatinamente lo prosaico
se retira hacia la gravided
del polo oeste de tu verso.

Me engañaste más o menos
desde que yo declinaba latín
con la soltura de un pato.

Y el lobo deja de ser lobo
para mirar intrigado
(como luna)
el mundo bajo sus iris.

Y el lobo,
maldito agente financiero,
barrunta y argumenta.

Quiere ser humano
y solo consigue
que de su boca
salgan sonidos animales
que nadie,
nadie jamás,
entenderá.

martes, 10 de noviembre de 2009

Otra ribera

Esteparios,
como Herman Hesse llorando
por las calles de Basilea,
se nos vienen los días futuros.

Chicas Almodóvar,
idas, idus y vueltas,
pollos al son de alivio de luto,
oficiales y otras letanías.

Jugar por jugar con los sentidos
a ver quien vence en la ruleta.
Primas por objetivos desconectadas
de la intuición.

El verbo contra la carne
separados por un muro de guerra fría.
El diario de viaje sintetizando
un informe semanal.

La tele, la radio o el microondas.
El absurdo lógico en el cádaver
de ese dinosaurio tiranizado
por sus expectativas.

Por cerrar tarde y mal este momento
(cita, que no es verso sino puñal):
Pasar haciendo
camino.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

martes, 3 de noviembre de 2009

La ribera

Te has columpiado a una distancia indecente
durante meses cálidos o baldíos.
Otros se han columpiado esta misma noche
en un homenaje a la luna llena.

Te has atrevido a arrancarme cada insólito
hálito de sentimiento que encontrabas.
Otros me dan motivos para cantar
celebrando encantos y pedanías.

Te has pasado más de un pelo
llamándome en imposibles madrugadas.
Otros prefieren madrugadas
menos complicadas, con pasta pero sin pasta.

Me has matado a sangre y luego, y luego quema,
cada instante digital al cuadrado.
Otros prefieren darme vidilla
hasta que decaiga por reiteración.

Y ahora, en el momento de elegir,
pues, no me decido.
Igual la ribera del Segura
me da singularidad.

Y ahora, en el momento de elegir,
sin estar seguro,
cojo un tren,
y mira,

cambio la ribera del Segura
por la primera estación de metro
que atisbo en Atocha,
nada más pisar Madrid.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Otoños y otros miedos.

[Lo que iba a ser,
la mierda que ha sido.]

En pie de guerra,
Joaquín Sabina.


Este noviembre acaece extravagante.
Es como un otoño sin hojas caídas,
con demasiados grados a la sombra.

Este noviembre es un teloncito de acero
acallado por las nuevas luces nocturnas.
Quiero, queremos estos finales abiertos.

Azarosos árboles caducos,
quiero, queremos que seáis perennes,
indecentes hijos de buena familia.

Capullos de flores otoñales,
no os atreváis a perder poco más
de treinta pétalos en un mismo otoño.

Cruel es esta estampa donde los vivos
se preocupan, hoy, más por los muertos
que por los vivos vivientes.

Fácil y al pie viene guardar
ese pequeño rincón de odio
hacia aquello que se mueve.

Gracias al fracaso
existe esa hoja
en caída libre.

Tan nicotina,
tan tirito de blues,
tan coca de vanguardia.

Una hoja
plácida,
incauta.

Una, una y solo una,
solo, solo, solo una,
amarillenta, graciosa,

otoñal, diminuta,
lacónica, prematura,
absurda, intimidante,

una y solo una,
que cae a su justo momento,
cuando el otoño es eso,

un otoño de miedos,
miedos y reencuentros.

Y noches.

Noches, claro,
que dan de todo,
menos miedo.