domingo, 1 de noviembre de 2009

Otoños y otros miedos.

[Lo que iba a ser,
la mierda que ha sido.]

En pie de guerra,
Joaquín Sabina.


Este noviembre acaece extravagante.
Es como un otoño sin hojas caídas,
con demasiados grados a la sombra.

Este noviembre es un teloncito de acero
acallado por las nuevas luces nocturnas.
Quiero, queremos estos finales abiertos.

Azarosos árboles caducos,
quiero, queremos que seáis perennes,
indecentes hijos de buena familia.

Capullos de flores otoñales,
no os atreváis a perder poco más
de treinta pétalos en un mismo otoño.

Cruel es esta estampa donde los vivos
se preocupan, hoy, más por los muertos
que por los vivos vivientes.

Fácil y al pie viene guardar
ese pequeño rincón de odio
hacia aquello que se mueve.

Gracias al fracaso
existe esa hoja
en caída libre.

Tan nicotina,
tan tirito de blues,
tan coca de vanguardia.

Una hoja
plácida,
incauta.

Una, una y solo una,
solo, solo, solo una,
amarillenta, graciosa,

otoñal, diminuta,
lacónica, prematura,
absurda, intimidante,

una y solo una,
que cae a su justo momento,
cuando el otoño es eso,

un otoño de miedos,
miedos y reencuentros.

Y noches.

Noches, claro,
que dan de todo,
menos miedo.


No hay comentarios: