Hoy, haciendo limpieza de fondo de escritorio virtual, uno ha encontrado la serie de sonetos que escribió hace más o menos un año. Los he releído y no sólo he decidido publicar algunos de ellos para finalizar este año dos mil diez, sino que he decidido revocar el destierro de mi libreta, quitarle el óxido a los bolígrafos y volver a escribir en clave de catorce versos.
[XVII]
Confundir un par de dosis de amor
es un error común y comercial.
Romper, sin querer, con temor la flor
del baldío cementerio carnal
es cometer un desfalco a terceros
(perdonen la abstracción los pudorosos),
es matarte, porque matando muero
por los suelos del ripio más ripioso.
Equivocarse es la faceta humana
del rincón oscuro del alfabeto.
Las ganas de ocultarse tras las canas
le ganan la mano a este cateto.
Compadre, no jodas más la marrana
y acaba de una vez este soneto.
10-1-10
miércoles, 15 de diciembre de 2010
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