"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
"Muy poético", me ha dicho hoy, alguien refiriéndose a mi blog. En la asamblea del partido (nuevo Obama con lo que ello conlleva). Será cierto, sí. Y debería cambiar esta mortífera dinámica. Pero no, será la crisis de la edad. Creo que voy a seguir con esta tónica, que no es más sino producto de la incautación de matices. Y a correr, que todos, todos, todos, tenemos prisas.
Hace poco me reprochaba Palazón que los poemas que iba dejando caer por aquí no tenían rima y eran bastante fáciles de hacer. La verdad, llevaba razón. Son ataques de cinco minutos de ira que vienen, se publican y ahí quedan, dando fe de lo que ha sido una noche.
Pero hoy me he puesto a ordenar mi cajón de sastre que está lleno de textos que a lo largo de más de 3 años se han ido amontonando y colocando en un impreciso orden alfabético o de llegada. Y no he podido contener alguna grata sonrisa al leer cosas que ni me acordaba que estaban ahí, y, de repente, me ha venido a la cabeza el reproche de Palazón. Así que voy a dejar un soneto, de un 3 de diciembre de 2007:
Me dedico con entusiasmo al polifacetismo polifacético, muerdo más que hablo y ejerzo de detective privado azaroso y ocasional.
A veces hasta tengo ratos libres y escribo aquí, o me dedico a observarte y obtener precipitadas conclusiones.