sábado, 26 de septiembre de 2009

Turn off. (Apagarse).

Ross no es cualquier gilipollas. Porque no es ni como tú ni como yo.
No puedes engañar a Ross así porque sí.

Ross te mira desde esa impersonal distancia.
Frío.
No le importas una mierda.
Pero le apasionas siempre dentro de su manera de apasionarse.

Ross es inocuo.
Completamente inafectable.

Odia el infinito.
Esa absurda creación.
Esa absurda reacción de componentes físicos,
todo depende de las creencias.

Ross no se explica con palabras nocturnas,
fuera de la racionalidad de las horas comunes.

Y,
¡Dios, qué abstracto idiota de Ross!,
tiene sus pequeños órganos,
sus pequeños sentimientos,
sus pequeños rencores y venganzas
(siempre según tu psicoanálisis).

Y
Ross,
¿quién coño eres,
en serio?

Y Ross,
muéstrame que eres capaz de llorar
con ese rincón de alma
que dices que te queda.

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