El que suscribe
vuelve irremediablemente sobre sus pasos
y corre días enteros
detrás de un adjetivo.
El que suscribe
suscribe siempre la misma retahíla
y tiene ese miedo insano
a lidiar con el planeta.
El que suscribe
aterriza en febrero
y atraca a mano armada
la incipiente neblina.
El que suscribe
está al tanto de lo que pesan
los giros de guión
y sufre por los rincones
y borra sin éxito
las pizarras de la memoria
y escucha al poeta recitar
y cambia, sin ponerse,
el mundo por Montero.
miércoles, 20 de enero de 2010
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1 comentario:
ay sergio!
tienes que ver fama un poco menos
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