Hoy, podría ponerme prosaico,
reflexivo, e incluso hipócrita
y hablar de derechos y posiciones encontradas:
el derecho a huelga
que no llegó hasta la democracia
y tanto costó conseguir
contra el derecho a trabajar en días de huelga
y mantener limpios escaparates,
abiertos cristales e indemnes a los trabajadores.
Podríamos hablar de la coherencia
o del sentido de algunas acciones:
nada pintan los piquetes en la universidad
(centro de conocimiento, no de negocio)
y prohibir,¡con lo fascista que es prohibir!,
a los estudiantes realizar su trabajo: estudiar.
De nada sirve atentar
contra el gran burgués taxista y destrozar
su luna y agujerear a pedradas su carrocería
para arruinar el balance contable
de su apretado mes.
De nada sirve, porque la hipoteca no cejará
contra el taxista en el próximo plazo
y el examen no perdonará
las horas perdidas de estudio.
Yo hoy abro.
Este poema no irá a la huelga.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
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3 comentarios:
=)
de acuerdo en cada palabra..
Cada uno lucha a su manera, y si se lucha por principios, por lo que se cree... yo lo respeto.
Es cierto que gente asistió por miedo a los piquetes, pero otros muchos no asistieron por miedo al descuento, a su estabilidad laboral y a la situación económica. Esos también son otras formas de piquetes...
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