El teléfono estuvo mudo
más de veinte minutos.
Luego, la voz que asomó por la línea
fue débil,
monótona,
distante,
mucho peor que el aturdidor silencio.
Cuando colgué,
medio mundo
se apagó
al otro lado de la línea.
martes, 26 de mayo de 2009
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