viernes, 15 de mayo de 2009

Pitar himnos


No me molestó que se pitase el himno de España. Sólo era fútbol. Sólo era libertad de expresión en un país plural.
Pero, es más, yo pitaría todos los himnos: el español, el catalán, el vasco y el armenio. Así conseguiríamos quitarnos, de una vez, el complejo de los símbolos de Estado que, en definitiva, son esos árboles que nos impiden ver el bosque.
Alguna vez nos daremos cuenta que somos ciudadanos globales y que banderas, himnos y fronteras estorban más que ayudan. Que cada uno se sienta de donde quiera y que, sobre todo, pite cuantos himnos le apetezcan. La patria, al fin y al cabo, es una mentira.

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